"Transformando la Educación del Siglo XXI: Del Profesor al Estudiante"
El Cambio Constante en la Educación del Siglo XXI
En la recta final del primer cuarto del siglo XXI, insistir en el discurso de que estamos asistiendo a una época de cambios comienza a tornarse erróneo pues, aunque pueda sonar a oxímoron, el cambio es una de las constantes de esta nueva época que nos ha tocado vivir.
Como señala el prestigioso sociólogo Zygmunt Bauman en su libro Sobre la educación en un mundo líquido, “el invariable propósito de la educación era, es, y siempre seguirá siendo, la preparación de estos jóvenes para la vida”. Al mismo tiempo, comienza a asumirse que muchos de los niños y jóvenes desempeñarán su labor profesional en disciplinas y profesiones actualmente desconocidas, y que todos vivirán en un mundo que ni siquiera somos capaces de imaginar. Cabe preguntarse, entonces, qué debe aprender un docente hoy para preparar a los alumnos para el futuro.
Los Nuevos Objetivos del Aprendizaje
Los objetivos del aprendizaje en la sociedad digital actual han cambiado y seguirán cambiando. Ya no basta solo con saber. Según Pink (2005) en una sociedad conceptual, los estudiantes deben:
- Interpretar relaciones complejas y elaborar soluciones creativas.
- Desarrollar su inteligencia emocional y un aprendizaje autodirigido.
- Ser comunicadores y productores efectivos.
- Ser trabajadores colaborativos.
- Ser consumidores y procesadores de información diestros.
- Desarrollar la metacognición.
- Estar alfabetizados digitalmente.
- Ser capaces de sintetizar ideas diversas.
Se requiere que el alumno pase de sujeto paciente a sujeto agente y, por ende, pasar de un modelo centrado en el profesor a un modelo centrado en el estudiante.
Modelos de Aprendizaje: Del Profesor al Estudiante
Pero ¿pueden los métodos expositivos, o una única metodología basada principalmente en la acción del profesor, favorecer la adquisición de estas y otras competencias similares? La pregunta que formulaba Tourón (2017) es, por supuesto, meramente retórica ya que la respuesta es evidente: no.
En primer lugar, para que un estudiante adquiera dichas competencias se requiere que el alumno pase de sujeto paciente a sujeto agente y, por ende, pasar de un modelo centrado en el profesor a un modelo centrado en el estudiante.
Diferencias entre un modelo centrado en el profesor y un modelo centrado en el estudiante
Modelo centrado en el profesor | Modelo centrado en el estudiante |
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El conocimiento se transmite del docente a los estudiantes. | Los estudiantes construyen el conocimiento mediante la búsqueda y síntesis de la información e integrándola con competencias de comunicación, indagación, pensamiento crítico, la resolución de problemas, etc. |
Los estudiantes reciben la información en modo pasivo. | Los estudiantes están implicados activamente en el aprendizaje. |
El énfasis se pone en la adquisición de conocimiento fuera del contexto en el que este va a ser utilizado. | El énfasis se pone en cómo utilizar y comunicar el conocimiento de modo efectivo dentro de un contexto real. |
El rol del profesor consiste esencialmente en ser un proveedor de información y un evaluador. | El rol del profesor es asesorar y facilitar. El profesor y los estudiantes evalúan conjuntamente. |
Enseñanza y evaluación se separan. | Enseñanza y evaluación están entrelazadas. |
La evaluación se utiliza para monitorizar el aprendizaje. | La evaluación se utiliza para promover y diagnosticar el aprendizaje. |
El énfasis se pone en las respuestas correctas. | El énfasis se pone en generar mejores preguntas y aprender de los errores. |
El aprendizaje “deseado” es evaluado indirectamente mediante la utilización de pruebas estandarizadas. | El aprendizaje “deseado” es evaluado directamente mediante la utilización de trabajos, proyectos, prácticas, porfolios, etc. |
El enfoque se centra en una sola disciplina. | El enfoque suele ser interdisciplinar. |
La cultura es competitiva e individualista. | La cultura es cooperativa o colaborativa y de ayuda. |
Solo los estudiantes se contemplan como aprendices. | El docente y los estudiantes aprenden conjuntamente. |
Del Saber al Saber Hacer y Ser
Para pasar del aprendizaje basado en contenidos al aprendizaje basado en competencias (es decir, para pasar del saber a la tríada saber, saber hacer y saber ser) es preciso activar los procesos de aprendizaje inductivo basados en la acción.
Esto, por supuesto, no implica que los alumnos no adquieran conocimientos, conceptos y teorías ni que se deban desterrar los métodos expositivos. Significa que debemos expandir esa noción de aprendizaje abrazando también las habilidades prácticas, la motivación, los valores éticos, las actitudes, las emociones, y otros componentes sociales y de comportamiento” que suponen las competencias (DeSeCo, 2003).
Además, para lograr ese aprendizaje competencial debemos integrar en el aula otras metodologías, como por ejemplo las metodologías activas, que se acomodan mejor al cambio que vivimos y a la naturaleza de los aprendizajes que se precisa fomentar.
El Rol de la Tecnología en la Educación
Las tecnologías y dispositivos digitales son unas grandes aliadas para llevar a cabo ambas transformaciones. Sin embargo, el nivel de competencia digital del profesorado en muchas ocasiones dista mucho de ser óptimo para la correcta ejecución de la aplicación de las tecnologías en la educación.
En Colegestor, entendemos la importancia de estos cambios y trabajamos para integrar las mejores prácticas educativas y tecnológicas, facilitando la transición hacia un modelo educativo más dinámico y centrado en el estudiante. ¿Qué opinas sobre la implementación de estas nuevas metodologías en las escuelas? ¿Cómo crees que pueden afectar el futuro de la educación? ¡Comparte tu opinión en los comentarios!
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